Los genetistas consiguieron desvelar el misterio de la criatura «alienígena», cuyos restos fueron encontrados en el desierto de Atacama en 2003.

Durante muchos años, los científicos no pudieron dar una respuesta a la cuestión del origen de esta criatura, y los ufólogos consideraron el hallazgo como una prueba de vida extraterrestre.

Científicos de la Universidad de Stanford han resuelto el rompecabezas. Su investigación se ha publicado en Genome Research.

El esqueleto de una criatura desconocida, de 15,5 centímetros de largo, con un cráneo alargado y 10 pares de costillas, fue encontrado en 2003 por el cazador de tesoros Oscar Munio.

Encontró la misteriosa criatura dentro de un saco de cuero, envuelto en una tela blanca atada con una cinta, cerca de una iglesia abandonada en el cementerio de La Noria, en el desierto chileno de Atacama.

Los científicos que investigaron originalmente el hallazgo rechazaron la idea de que el esqueleto perteneciera a un bebé humano, con el argumento de que los humanos tienen 12 pares de costillas, mientras que el niño encontrado sólo tenía 10.

La misteriosa criatura recibió el apodo de Ata. En 2013, protagonizó uno de los episodios del documental sobre ovnis, que no hizo más que convencer a los ufólogos de todo el mundo de que se trata realmente de un esqueleto alienígena.

Sin embargo, recientemente, genetistas de la Universidad de Stanford en San Francisco y de la Universidad de California decidieron estudiar el ADN del hallazgo.

El "alien" del desierto de Atacama resulta ser un bebé con trastornos genéticos

Resultó que los restos pertenecían a un bebé humano que murió hace unas cuatro décadas. La razón del tipo de feto «extraterrestre» radica en la presencia de múltiples mutaciones genéticas que provocaron la muerte del niño inmediatamente después del parto o incluso en el útero.

Los científicos han descubierto mutaciones en siete genes a la vez que, juntos o por separado, provocan diversas deformidades óseas, malformaciones faciales y displasia esquelética, más conocida como enanismo.

Los expertos creen que el estudio del caso de Ata ayudará a realizar más estudios sobre la displasia y un día, tal vez, resolverá este problema.


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