Los científicos han conseguido reactivar ciertas células de ojos humanos que fueron extraídas hasta cinco horas después de la muerte del donante, lo que plantea dudas sobre cuándo se puede decir que las neuronas han muerto realmente.
La cuestión de cuándo mueren las células humanas es importante para la ciencia médica, en parte porque permite a los médicos saber cuándo se pueden trasplantar ciertos órganos. Los riñones, por ejemplo, pueden permanecer viables fuera del cuerpo entre 24 y 36 horas en las condiciones adecuadas, según el banco de tejidos Donor Alliance.
Se cree que los tejidos del sistema nervioso central pierden su potencial de reutilización rápidamente tras el cese de la circulación sanguínea, pero los científicos no están muy seguros de por qué ni de cuál es el potencial de reanimación.

Digital Vision/Getty
Para averiguarlo, los investigadores utilizaron retinas recogidas tanto de humanos como de ratones después de la muerte para averiguar cuándo podían revivir las neuronas asociadas a la vista.
Descubrieron que podían «despertar» las células fotorreceptoras -células que detectan la luz y nos permiten ver- hasta cinco horas después de la muerte de un donante de órganos. Estas células podían responder a la luz brillante, a las luces de colores e incluso a los destellos de luz muy tenues.
Pero aún había problemas. Los investigadores descubrieron que las células fotorreceptoras no eran capaces de comunicarse con otras células de la retina. Determinaron que la falta de oxígeno era el factor crítico que provocaba esta falta de comunicación.
Para superar este problema, los investigadores dijeron que se esforzaron por obtener rápidamente los ojos de los donantes -menos de 20 minutos después de la muerte- y también diseñaron una unidad de transporte especial para proporcionar a los ojos oxígeno y nutrientes.
Con este enfoque, descubrieron que podían hacer que las células de la retina se comunicaran de la misma manera que lo hacen en los cuerpos vivos.
«En estudios anteriores se ha restaurado una actividad eléctrica muy limitada en ojos de donantes de órganos, pero nunca se había logrado en la mácula, y nunca en la medida que hemos demostrado ahora», afirma Frans Vinberg, científico del Centro Oftalmológico Moran que participó en el estudio, en un comunicado de prensa de la Universidad de Utah Health. La mácula es la parte de la retina situada en la parte posterior del ojo que es crucial para la visión.
Los resultados del estudio podrían reducir la dependencia de los científicos de las pruebas con animales, que no siempre producen resultados relevantes para los humanos. También podría conducir a posibles nuevas terapias para enfermedades que causan ceguera.
«La comunidad científica puede ahora estudiar la visión humana de un modo que no es posible con animales de laboratorio», afirma Vinberg. «Esperamos que esto motive a las sociedades de donantes de órganos, a los donantes de órganos y a los bancos de ojos, ayudándoles a comprender las nuevas y emocionantes posibilidades que ofrece este tipo de investigación».
«En el futuro, podremos utilizar este enfoque para desarrollar tratamientos que mejoren la visión y la señalización de la luz en ojos con enfermedades maculares, como la degeneración macular asociada a la edad», afirma en el comunicado de prensa la Dra. Anne Hanneken, cirujana de retina que participa en el estudio.
El estudio, titulado Reactivación de la señalización luminosa en la retina humana y de ratón postmortem, afirma que sus hallazgos plantean preguntas «sobre la irreversibilidad de la muerte de las células neuronales».
Se publicó en la revista Nature el 11 de mayo.
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