Tanto la astrología como la astronomía se dedican a hacer predicciones. Las teorías de la astrología afirman que las posiciones de los planetas y las estrellas influyen en quién eres y en lo que te ocurre: tu trabajo, tu personalidad y tu pareja sentimental.
Los astrólogos hacen estas predicciones basándose en las posiciones de los planetas en el momento de tu nacimiento.
La astronomía, en cambio, hace predicciones sobre fenómenos como los movimientos de los planetas y la expansión de las galaxias. Los astrónomos explican sus predicciones con propiedades como las masas, las distancias y las fuerzas gravitatorias.
Como filósofo y antropólogo que estudiamos lo que la ciencia significa para la sociedad, creemos que es importante separar la cuestión de si algo es una ciencia de la cuestión de si es verdadero o falso.
La astrología hace afirmaciones científicas
La ciencia, en esencia, consiste en hacer y probar afirmaciones factuales sobre el mundo. Las afirmaciones factuales son descripciones verdaderas o falsas del mundo (Joe mide 1 metro), en contraposición a las descripciones de cómo definimos las cosas (1 metro son 1.000 milímetros).
En este sentido, los astrólogos, al igual que los astrónomos, hacen afirmaciones factuales sobre el mundo. Para nosotros, eso hace que la astrología se parezca mucho a un conjunto de creencias científicas.
Durante mucho tiempo, hasta los siglos XVII o XVIII, la astronomía y la astrología se practicaron de forma paralela. Al fin y al cabo, era necesario saber dónde se encontraban los planetas en relación con las estrellas para hacer predicciones precisas sobre cómo influía su ubicación en los asuntos humanos.
Por eso, astrónomos y astrólogos poblaban las facultades de medicina y los gobiernos, aconsejando a la gente sobre lo que los cielos señalaban que iba a llegar a la Tierra.
Incluso los famosos astrónomos Galileo y Kepler practicaban la astrología. Cualquier regla que diga que son científicos sólo si hacen una serie de afirmaciones fácticas pero no cuando hacen otra serie de afirmaciones fácticas divide a estos pensadores en dos mitades que no pretenden ser contradictorias. En ambos casos, querían saber cómo funcionaban las cosas para poder predecir cómo irían en el futuro.
Ser falso frente a ser acientífico
Pero aquí está el problema: cuando los investigadores comprueban las predicciones que hace la astrología sobre la vida de las personas, esas predicciones resultan no ser más que conjeturas.
Actualmente no hay pruebas ampliamente aceptadas de que las fuerzas galácticas sean capaces de influir en las decisiones que toma la gente. El camión aparcado en la calle ejerce más atracción gravitatoria sobre ti que Marte, y las ondas de radio de tu emisora local superan con creces a las de Júpiter, por ejemplo.
Hay una diferencia importante entre ser falso y no ser científico. Actualmente, las teorías astrológicas son falsas precisamente porque hacen afirmaciones científicas sobre el mundo, y esas afirmaciones resultan ser erróneas.
Aunque las predicciones que hace la astrología son falsas, no dejan de ser una cuestión científica. Al fin y al cabo, así es como sabemos que están equivocadas.
Algunas personas creen encontrar apoyo para las predicciones astrológicas en su propia experiencia personal. Leen su horóscopo y les parece correcto: «conocieron a alguien interesante» o «se beneficiaron de los consejos de un amigo íntimo».
Pero las predicciones son lo bastante vagas como para que a menudo se cumplieran aunque la astrología fuera totalmente falsa. Por eso puede ser difícil averiguar cómo evaluar con precisión las predicciones de un astrólogo.
Las teorías de la astronomía, por otra parte, han evolucionado a lo largo de los años con los avances de la tecnología. Se corrigen rutinariamente en respuesta a mediciones cada vez más precisas.
Por ejemplo, la teoría de la relatividad general de Einstein se impuso a la de Newton porque predijo la migración precisa del punto más cercano de Mercurio al Sol año tras año. Si la astrología tuviera la misma capacidad de hacer predicciones correctas con tanta precisión, podría seguir siendo uno de los principales focos de atención científica.
¿Por qué sigue siendo popular la astrología?
Pero entonces, ¿por qué tanta gente encuentra tan útil la astrología si sus predicciones no están bien fundamentadas? ¿Por qué son tan populares los signos astrológicos y los horóscopos?
Parece que mirar al cielo para entender lo que ocurre en el presente y lo que ocurrirá en el futuro ha atraído a muchas personas en diferentes épocas de la historia y en todo el mundo.
Cuando se trata de lo que comúnmente se conoce como astrología occidental, muchas personas encuentran que su signo astrológico es una fuente de significado en sus vidas. De hecho, casi el 30% de los estadounidenses creen en la astrología.
Es una de las muchas herramientas que tenemos para contar historias sobre nosotros mismos, para dar sentido a quiénes somos, por qué somos así y por qué experiencias que, de otro modo, parecerían carentes de sentido y confusas, parecen sucedernos todo el tiempo. En este sentido, puede que el éxito de la astrología se deba menos a la predicción y más a lo que ofrece en términos de significado e interpretación.
Entre otras cosas, la astrología puede ser un estímulo útil para la autorreflexión. Nos pregunta si tenemos rasgos típicos de nuestro signo astrológico y si nuestros seres queridos tienen rasgos que la teoría sugiere que deberían tener.
Pensar en nuestros rasgos y en las relaciones con las personas que nos rodean suele ser una buena herramienta para comprender quiénes somos, qué queremos ser y el sentido de nuestras vidas. Quizá la astrología sea útil en este sentido, independientemente de que esos rasgos estén fijados por las estrellas.
Talia Dan-Cohen, Profesora Asociada de Antropología Sociocultural, Artes y Ciencias de la Universidad de Washington en San Luis y Carl Craver, Profesor de Filosofía y Filosofía-Neurociencia-Psicología, Artes y Ciencias de la Universidad de Washington en San Luis.
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