La profecía del último Papa y el fin de los tiempos
Con la dimisión de Benedicto XVI, antiguo cardenal Ratzinger, se abrió una nueva fase profética, según la cual el fin de los tiempos ha comenzado.
Identificado por muchos como el Apocalipsis. Sin embargo, sería un fin «paralelo», ya que se centraría principalmente en la Iglesia y su Orden.
Después de él, dice la profecía, y con la llegada del Papa Negro (identificado con Bergoglio), Dios permitirá que Satanás poner a prueba a la Iglesi apara destruirla, durante el período de un siglo. Un intento que Satanás fracasará, porque según la profecía no logrará destruirlo. Este fin de los tiempos, en el que la fe estará en peligro, conducirá a una nueva era de paz y amor.
La Profecía del Último Papa también se llama Profecía de Malaquías (nombre original: La profecía de los pontífices romanos), como Malaquías fue el que profetizó, alrededor del año 1000 d.C., los nombres de todos los pontífices que se sucederían en la Iglesia, fueron 112 y el último fue Benedicto XVI.
El arzobispo Malaquías fue nombrado santo por la Iglesia, precisamente por sus dones proféticos místicos.
Por último Papa no queremos decir que no habrá otro Papa, en este periodo de «prueba», tanto que otro Papa ha sustituido a Benedicto XVI.
Sin embargo, es un papa ciertamente al margen de los cánones católicos, siendo el nuevo Papa Francisco un jesuita, es decir, perteneciente a una jerarquía religiosa al frente de la cual está el llamado Papa Negro (por el color de su sotana). Por lo tanto, correspondería perfectamente a esos designios proféticos.
El término «jesuita» no debe considerarse como una antítesis de «católico», sino que se refiere puramente a una forma diferente de hacer religión ya que toma como modelo exclusivamente a Jesús, su comportamiento y sus preceptos.
De hecho, los jesuitas se agruparon en una Orden llamada La Compañía de Jesús, una Orden desvinculada de la Iglesia tradicional, y es quizás por eso que se habla de un fin de los tiempos, después de siglos y siglos en los que la Iglesia, un círculo estrecho y conservador, abrió las puertas a un mundo nuevo.
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