Hay muchas leyendas asociadas a la «Puerta de los Dioses» tallada en la roca en Perú.
La mayoría de ellas hablan de un portal energético a través del cual los mortales y los dioses pueden pasar de una dimensión a otra.
Volvamos a trasladar nuestras mentes a Perú, a las rocas a orillas del lago Titicaca. Aterrizaremos frente al misterioso sitio de Hayu Marka. Allí se encuentra una poderosa estructura, llamada la Puerta de los Dioses o Puerta de Hayu Mark.
Puerta de los Dioses: historia y descubrimiento
La puerta, tallada en mármol rosa, es uno de los muchos hallazgos misteriosos en Perú. La primera información sobre ella se encuentra en la mitología de los incas.
Según los incas, el lago Titicaca era el lugar de nacimiento del mundo. Todo empezó aquí, y es aquí donde las almas regresan después de la muerte de las personas.
En 1996, el guía peruano José Luis Delgado Mamani se topó con la Puerta de los Dioses mientras exploraba la zona. Mamani dijo que cuando se acercó a la formación rocosa, casi perdió el conocimiento por la conmoción que experimentó.
La razón fue que el guía soñó con esta puerta rocosa mucho antes de verla con sus propios ojos. Esto no puede ser una coincidencia. Lo más interesante es que una misteriosa luz azul emanaba del enorme portal. El propio Mamani llama al incidente «revelación de Dios».
¿Cuál es el propósito del misterioso objeto?
Muchos creen que la Puerta de los Dioses no es una formación rocosa ordinaria. Consideran que se trata de un poderoso portal de energía a través del cual los dioses o los seres extraterrestres, así como la gente corriente, o al menos sus almas, pueden pasar de una dimensión a otra.
Las leyendas locales dicen que, en la antigüedad, los héroes de las tribus que habitaban esta región tenían el honor de pasar por la Puerta de los Dioses al más allá cuando su tiempo en la Tierra expiraba.
El misterioso portal tiene 7 metros de altura y 7 metros de ancho. Tiene forma de puerta, pero lo más interesante es que hay otra puerta más pequeña en el centro. Y hay un pequeño agujero en ella, que las tribus locales consideran una cerradura para abrir el portal.
Creen que en el futuro esta puerta se abrirá mucho más que su tamaño habitual, y a través de ella los dioses vendrán a la tierra y ayudarán a la gente.
Los lugareños también cuentan que durante la época de los incas, huyendo de los conquistadores españoles, un sacerdote se encontró frente a las Puertas de los Dioses. El portal estaba custodiado por un grupo de chamanes.
El sacerdote llevaba un disco de oro. Él y los chamanes se sorprendieron al ver que encajaba perfectamente en la «cerradura» de la puerta más pequeña. Introdujeron un disco en ella y el portal se abrió.
Todo alrededor se llenó de una luz azul pálida y centelleante. El sacerdote cruzó apresuradamente la puerta abierta para escapar de los conquistadores que se acercaban. Pasó a otra dimensión misteriosa, aún desconocida para el hombre.
Pero volvamos al presente. Al descubrir la Puerta de los Dioses, José Luis Delgado Mamani se puso inmediatamente en contacto con arqueólogos e historiadores locales. Este lugar atrajo inmediatamente su atención, y muchos investigadores de la cultura y la vida de los incas se pusieron a trabajar.
Los científicos siguen siendo escépticos ante la idea de que la Puerta de los Dioses sea un portal a otras dimensiones. Su conclusión es que lo más probable es que esta puerta ni siquiera conduzca a túneles subterráneos u otros refugios. En resumen, según ellos, esta puerta no lleva a ninguna parte.
Curiosamente, muchos investigadores experimentan sensaciones inusuales mientras examinan la puerta. Algunos dicen haber sentido una sutil pulsación de energía desde el interior al acercarse a la puerta. Otros dicen haber oído una extraña música rítmica procedente del interior de las piedras. Otros dicen haber tenido extrañas visiones de pilares en llamas y otras cosas no relacionadas con nuestro mundo.
Esta misteriosa puerta no es, por supuesto, el único lugar señalado como portal a otros mundos y dimensiones.
Existen en muchos otros lugares del mundo. Y si las leyendas sobre ellas son verdaderas o sólo ficción, sólo podemos adivinarlas.
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