Un misterioso objeto que ha estado desplazándose lentamente hacia el centro del agujero negro supermasivo de la Vía Láctea podría ser los restos de la explosión de dos estrellas en colisión, según sugiere un nuevo estudio.

La extraña mancha, llamada X7, tiene una masa aproximada de 50 Tierras y se desplaza a velocidades de hasta 1.125 km/h mientras entra en espiral hacia el agujero negro central de nuestra galaxia, siendo arrastrada y estirada por poderosas fuerzas de marea a medida que cae.

Ahora, tras analizar 20 años de datos de observación, los astrofísicos tienen por fin una teoría de lo que es la mancha: una nube de escombros expulsados de una colisión frontal entre dos estrellas en fusión. Publicaron sus conclusiones el 21 de febrero en The Astrophysical Journal (se abre en una nueva pestaña).

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«Ningún otro objeto de esta región ha mostrado una evolución tan extrema», afirma en un comunicado la autora principal Anna Ciurlo (abre en nueva pestaña), investigadora adjunta de la Universidad de California en Los Ángeles (abre en nueva pestaña). «Empezó teniendo forma de cometa y la gente pensó que tal vez había adquirido esa forma por los vientos estelares o los chorros de partículas del agujero negro. Pero cuando lo seguimos durante 20 años vimos que se volvía más alargado. Algo debe haber puesto a esta nube en su camino particular con su orientación particular».

Los agujeros negros nacen del colapso de estrellas gigantes y crecen atiborrándose incesantemente de gas, polvo, estrellas y otros agujeros negros en las galaxias de formación estelar que los contienen. Esta voraz alimentación, junto con las fusiones con otros agujeros negros, puede hacer que los monstruos cósmicos se expandan hasta alcanzar masas que oscilan entre cientos de miles y miles de millones de veces la masa del Sol, convirtiéndolos en los gigantescos agujeros negros supermasivos que suelen encontrarse en los centros de las galaxias.

X7 se encuentra en una órbita elíptica de 170 años de duración alrededor del agujero negro supermasivo de la Vía Láctea, llamado Sagitario A*. Sin embargo, los cambios en la forma de la nube de escombros sugieren que no llegará tan lejos. En su lugar, la poderosa gravedad del enorme agujero negro la desgarrará y la convertirá en un largo fideo de materia «espaguetizado» antes de tragársela para siempre.

Los investigadores proponen que X7 es una masa de gas y polvo procedente de la fusión de dos estrellas, un fenómeno que, según ellos, es muy común, especialmente alrededor de los agujeros negros. Cuando las estrellas colisionaron y se combinaron, expulsaron una nube de plasma ardiente que más tarde se convirtió en la gigantesca mancha.

«Se trata de un proceso muy desordenado: Las estrellas se rodean, se acercan, se fusionan y la nueva estrella queda oculta dentro de una nube de polvo y gas», explica Ciurlo. «X7 podría ser el polvo y el gas expulsados de una estrella fusionada que todavía está por ahí en alguna parte».

Para confirmar su teoría y presenciar los cambios extremos de la mancha a medida que se acerca al final de su vida, los astrónomos seguirán estudiando la nube en busca de más pistas.

«La monitorización continuada de X7 nos permitirá presenciar de cerca estos cambios extremos», escribieron los investigadores en el artículo, «que terminarán con la disipación final por marea de los restos de esta intrigante estructura».

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